No supiste, o no quisiste, o no se puede
Lo que leo, lo que veo, lo que creo, lo que digo, lo que siento...
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
miércoles, 12 de febrero de 2014
Vieja receta
Tómate la existencia como tiempo de prueba,
Sin quejas, sin preguntas.
Sube calladamente la sombría escalera,
porque, después de todo, resulta más liviano
cargar la propia cruz
que irla arrastrando.
Mascha Kaéko.
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