Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

jueves, 13 de febrero de 2014

El menú para hoy

Besarte una vez por cada cabello,

seguirte besando hasta quedar dormidos,

retomar la misión por la mañana

y llenar tu cuerpo de caricias y mimos.

Decir te amo en el lenguaje sin palabras,

mostrarte el mundo sin abandonar el lecho,

llenar de sueños por cumplir nuestro mañana,

cubrir con besos las heridas que tenemos.

Aquí estoy.



Jaime Leal.




 

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