Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

jueves, 30 de enero de 2014

Johnny Cash - Hurt

Poeta

Me lo dijo
un colega,
la otra tarde:
"Mira, tío,
como sigas así,
escribiendo
en servilletas de papel
por los bares,
acabarán cargándote
el sambenito
de poeta,
ya verás.
Y luego,
a ver qué hostias
haces".

 

Karmelo C. Iribarren.



El luchador

Me desperté, trás una siesta de quince minutos,
recuperado y en forma.
Abrí los ojos y obtuve ese placer,
ya sabes, cuando piensas:
mi vida funciona.
Luego recobré conciencia de la realidad:
durante la última semana me habían despedido
de mi trabajo y a mi madre
le habían diagnosticado cáncer de mama
casi me hundo al recordarlo.
Y entonces hice lo que tú, o aquel
o cualquiera hubiese hecho:
me incorporé de la cama listo para seguir luchando.

 

José Ángel Barrueco.




Declaración

Amarte, vida, amarte casi siempre,

aunque seas dura y lleves mientras tanto

piedad y odio intermitentemente.

Eres tú la que siempre educas y aceleras

la enfermedad letal de los que no se resignan

a ignorar cómo eres en realidad:

solamente un trayecto

cómodo y ultrajante hacia la muerte,

un tránsito inútil e innecesario.

Pero la ignorancia salva a los que no quieren

arriesgarse a perderte tan deprisa

a cambio de la renuncia a profanarte.

Y aquellos dientes que perdí

los necesitaría ahora para defender

las convicciones en las que me reafirmo.

Solidario y amable, si es posible,

o lobo estepario en el destierro,

completaré el círculo insurgente

con las balas del deseo.

 

 

 

Lois Pereiro.




 


 


miércoles, 29 de enero de 2014

The Smithereens - Blood And Roses

Desollados de amor

..no te culparé,
en vez de eso
recordaré los besos
nuestros labios desollados de amor
y cómo me diste
todo lo que tenías
y cómo te
ofrecí lo que quedaba de
mí,
y recordaré tu cuartito
el tacto de tu piel
la luz en la ventana
tus discos
tus libros
nuestro café por la mañana
nuestros mediodías nuestras noches
nuestros cuerpos derramados al unísono
dormidos
las minúsculas corrientes
inmediatas y para siempre
tu pierna y mi pierna
tu brazo y mi brazo
tu sonrisa y la calidez
de tu ser
que me hicieron reír
de nuevo.



Charles Bukowski.





Miedo

Miedo de ver una patrulla policial detenerse frente a la casa.
Miedo de quedarme dormido durante la noche.
Miedo de no poder dormir.
Miedo de que el pasado regrese.
Miedo de que el presente tome vuelo.
Miedo del teléfono que suena en el silencio de la noche muerta.
Miedo a las tormentas eléctricas.
Miedo de la mujer de servicio que tiene una cicatriz en la mejilla.
Miedo a los perros aunque me digan que no muerden.
¡Miedo a la ansiedad!
Miedo a tener que identificar el cuerpo de un amigo muerto.
Miedo de quedarme sin dinero.
Miedo de tener mucho, aunque sea difícil de creer.
Miedo a los perfiles psicológicos.
Miedo a llegar tarde y de llegar antes que cualquiera.
Miedo a ver la escritura de mis hijos en la cubierta de un sobre.
Miedo a verlos morir antes que yo, y me sienta culpable.
Miedo a tener que vivir con mi madre durante su vejez, y la mía.
Miedo a la confusión.
Miedo a que este día termine con una nota triste.
Miedo a despertarme y ver que te has ido.
Miedo a no amar y miedo a no amar demasiado.
Miedo a que lo que ame sea letal para aquellos que amo.
Miedo a la muerte.
Miedo a vivir demasiado tiempo.
Miedo a la muerte.
Ya dije eso.

 

Raymond Carver.



 

Un gato en un piso vacío

Morir, eso no se le hace a un gato.
Porque qué puede hacer un gato
en un piso vacío.
Trepar por las paredes.
Restregarse entre los muebles.
Parece que nada ha cambiado
y, sin embargo, ha cambiado.
Que nada se ha movido,
pero está descolocado.
Y por la noche la lámpara ya no se enciende.
Se oyen pasos en la escalera,
pero no son ésos.
La mano que pone el pescado en el plato
tampoco es aquella que lo ponía.
Hay algo aquí que no empieza
a la hora de siempre.
Hay algo que no ocurre
como debería.
Aquí había alguien que estaba y estaba,
que de repente se fue
e insistentemente no está.
Se ha buscado en todos los armarios.
Se ha recorrido la estantería.
Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado.
Incluso se ha roto la prohibición
y se han desparramado los papeles.
Qué más se puede hacer.
Dormir y esperar.
Ya verá cuando regrese,
ya verá cuando aparezca.
Se va a enterar
de que eso no se le puede hacer a un gato.
Irá hacia él
como si no quisiera,
despacito,
con las patas muy ofendidas.
Y nada de saltos ni maullidos al principio.

 

 Wislawa Szymborska.





martes, 28 de enero de 2014

Paz

Corría yo torpemente cuando, por descuido,

le pisé la cola a la que trae la paz.

Lo blanco se tiñó de rojo intenso

y yo miraba su cara asustada

esperando encontrar la famosa

rama de olivo prendida de su pico,

quería que la apretase con mucha fuerza

y así no le doliese la sangre.

Durante años creí  que yo solita

me había cargado toda la paz mundial.


El Lu.




Partida de ajedrez

Porque éramos amigos y, a ratos, nos amábamos;
quizá para añadir otro interés
a los muchos que ya nos obligaban
decidimos jugar juegos de inteligencia.

Pusimos un tablero enfrente de nosotros:
equitativo en piezas, en valores,
en posibilidad de movimientos.

Aprendimos las reglas, les juramos respeto
y empezó la partida.

Henos aquí hace un siglo, sentados, meditando
Encarnizadamente
cómo dar el zarpazo último que aniquile
de modo inapelable y, para siempre, al otro.


 Rosario Castellanos









Bolo

Me
alegra
ofrecer
en
algunas
ocasiones
esa
imagen
que
invita
a
algunas
personas
a
no
acercarse.

 

Hipólito García Fernandez "Bolo"




Todo o nada

Mi pluma no concibe las medias tintas,

mis labios no conciben los medios besos,

ni la media risa;

mis ojos no conciben la media lágrima

mi piel no concibe la media caricia.

Reír, llorar, escribir,

sentir, amar, vivir...

son cosas 

que no sé hacer a medias.

 

 Ada Luz Márquez.




 

domingo, 26 de enero de 2014

Ni derechos ni humanos

Hace más de medio siglo que las Naciones Unidas aprobaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y no hay documento internacional más citado y elogiado. No es por criticar, pero a esta altura me parece evidente que a la declaración le falta mucho más que lo que tiene. Por ejemplo, allí no figura el más elemental de los derechos, el derecho a respirar, que se ha hecho impracticable en este mundo donde los pájaros tosen. Ni figura el derecho a caminar, que ya ha pasado a la categoría de hazaña ahora que sólo quedan dos clases de peatones, los rápidos y los muertos. Y tampoco figura el derecho a la indignación, que es lo menos que la dignidad humana puede exigir cuando se la condena a ser indigna, ni el derecho a luchar por otro mundo posible cuando se ha hecho imposible el mundo tal cual es.


Eduardo Galeano.







Preguntas

¿Por qué no me ubico en un lugarcito tranquilo y me caso y tengo hijos y voy al cine, a una confitería, al teatro? ¿Por qué no acepto esta realidad? ¿Por qué sufro y me martirizo con los espectros de mi fantasía? ¿Por qué insisto en el llamado? ¿Por qué me analizo? ¿Por qué me olvido de mi alma y no estrujo el pañuelito húmedo leyendo “Cuerpos y almas”? ¿Por qué no me visto con elegancia y paseo por Santa Fe del brazo de mi novio? ¡Ah! Sé que la vida es muy breve. Sé que no soy eterna. Pero, en realidad, no veo la muerte. La veo lejana. Digo cuarenta años pero no los veo. Veo un espacio inmenso. Veo millares de días. Sé que hay tiempo. Sé que amo mi alma. Me amo a mí. Amo mi cuerpo y lo besaría todo porque es mío. Amo mi rostro tan desconocido y extraño. Amo mis ojos sorprendentes. Amo mis manos infantiles...

 

Alejandra Pizarnik.



Queremos flores

Amanece con pelo largo el día curvo
de las mujeres,
¡Qué poco es un solo día, hermanas,
qué poco, para que el mundo acumule flores frente a
nuestras casas!
De la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos
-toda la atropellada ruta de nuestras vidas-
deberían pavimentar de flores para celebrarnos
(que no nos hagan como a la Princesa Diana que no vio, ni oyó
las floridas avenidas postradas de pena de Londres)
Nosotras queremos ver y oler las flores.
Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras en vez de machos,
Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris
Y de los que nos vendaron los pies
Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos
y ayudáramos en la cocina
Flores del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca para violarnos mientras nuestra madre dormía
Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo máspesado
Y del que nos corrió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas
Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos
a parir a riesgo de nuestras vidas
Queremos flores del que se protege del mal pensamiento
obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo
Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte
Queremos flores de los que nos quemaron por brujas
Y nos encerraron por locas
Flores del que nos pega, del que se emborracha
Del que se bebe irredento el pago de la comida del mes
Queremos flores de las mujeres que intrigan y levantan
falsos testimonios.
Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras
Y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo
género
Tantas flores serían necesarias
para secar los húmedos pantanos
donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;
arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,
de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.
Amanece con pelo largo el día curvo
de las mujeres.
Queremos flores hoy.

Cuánto nos corresponde.

 

 Gioconda Belli.








Lo blando gana a lo duro

No hay que tener vergüenza y decir las cosas bonitas, porque bastante feo está el mundo para estropearlo nosotros, porque ser amable no cuesta dinero... Yo toda mi vida he estado fregando escaleras, terrazas y de todo... y sé que lo blando gana a lo duro, pues yo no he visto mancha por muy dura que sea que no salga con el agua... Hay tanta gente sola en el mundo como mi hijo, muriéndose por falta de cariño, tanta gente que necesita un beso nada más… porque los besos son blanditos como el agua y quitan muy bien las manchas de la soledad por muy duras que sean... Con lo bonito que es ayudar a las personas.

 

 Cándida.



Prefiero morir vicioso y feliz a vivir limpio y aburrido.

Sí, sé lo que quiero.
Prefiero morir vicioso y feliz a vivir limpio y aburrido. Prefiero encontrar una estrella en el fango a cuatro diamantes sobre un cristal. Prefiero que la estrella queme, sea fuego, a un tacto rezumante de frialdad. Prefiero besar el duro suelo veinte veces para llegar una sola vez a lo más alto a escalar poco a poco, sin caer nunca pero sin llegar jamás a la cima. Prefiero que me duela a que me traspase, que me haga daño a que me ignore. Prefiero sentir. Prefiero una noche oscura y bella, sucia y hermosa, a un montón de días claros que no me digan nada. Prefiero una cadena a un bozal. Prefiero quedarme en la cama todo el día pensando en mi vida a levantarme para pensar en la de otros. Prefiero un gato a un perro. Porque el gato te araña, es infiel, te ignora, se escapa, pero sabes que, a pesar de todo, no podría vivir sin ti. En cambio, el perro es tonto, no sabe nada, te obedece hasta el absurdo. Prefiero las mujeres gato a las mujeres perro, por las mismas razones. Prefiero el mar a la montaña. La vida es una noche tumbado en la playa, mirando las estrellas sin verlas, soñando despierto, dejando que la arena se cuele entre los dedos de mis pies, embriagado de todo. Y la noche, siempre la noche. Nunca la luz del sol. La noche es mágica. Me hace vivir, no pensar. Me pone en movimiento. Rompe mis esquemas. Prefiero las noches frescas de verano, andar con poca ropa, sentarme en el suelo y meterme algo de vida en el cuerpo. La mañana me sabe a dolor de cabeza. Me da sueño. Me quita las ganas de hablar. Me recuerda que soy mortal. Me recuerda que soy normal. La noche me hace único. Prefiero experimentar las cosas, aunque me hagan mal. Aunque me hiervan la sangre. Prefiero probarlo todo a morirme sin saber lo que me gusta. Y, más que nada, prefiero la vida que dan sus besos de caramelo y la suave caricia de su piel caliente.


Daniel Valdés.





En las noches claras

En las noches claras,
resuelvo el problema de la soledad del ser.
Invito a la luna y con mi sombra somos tres.

 

Gloria Fuertes.




Cenizas

Hemos dicho palabras,
palabras para despertar muertos,
palabras para hacer un fuego,
palabras donde poder sentarnos
y sonreír.

 

Alejandra Pizarnik.



¿Suicida?

Le hacían mucho daño los conflictos,
las listas de muertos le enfermaban.
Las pequeñas insidias que veía
le lanzaban al pozo del insomnio.
Le estaba grande el mundo,
le sobraba.
Recibía regalos mortales de los compañeros,
de los amigos palabras venenosas,
risas, que casi no eran.
Le fuimos suicidando poco a poco,
y era buena persona.


Gloria Fuertes.





Bocas

¿Dónde empieza la boca?
¿en el beso?
¿en el insulto?
¿en el mordisco?
¿en el grito?
¿en el bostezo?
¿en la sonrisa?
¿en el silbo?
¿en la amenaza?
¿en el gemido?

que te quede bien claro
donde acaba tu boca
ahí empieza la mía.

 

Mario Benedetti 





Héroes

Estar bien es una especie de carga, estar bien significa estar dispuesto y ese estado te lleva inevitablemente a algún tipo de enfrentamiento. Es como extender dos brazos fuertes y sanos cuando a tu alrededor se están construyendo pirámides; es raro que no te caiga alguna piedra. Estar mal, en cambio, es estar tranquilo como una fortaleza quemada en mitad de una guerra. Alejado de todos los retos, de todas las obligaciones. Estar absolutamente borracho es estar absolutamente incapacitado para la acción y por lo tanto tan alejado como se puede estar de la responsabilidad o lo que es casi lo mismo, de la culpa. Momentos sagrados de paz absoluta, de esfuerzo cero. La mejor sensación viene cuando se detiene el esfuerzo. Si pudiéramos aislar esa sensación podríamos prescindir del esfuerzo. Sería algo así como una meta sin carrera. Estar bien significa estar preparado para lo peor, estar mal es permanecer quieto y tranquilo. Estar bien es Julio y estar mal es Septiembre.
¿Y ahora cómo te encuentras?
Bien, quiero decir, mal.

 

Ray Loriga. 





Y no supo qué contestarme

Se lo dije a mi padre:
tiene que haber otra vida
en la que las hostias
las reparta todas yo.


El Lu.





Cosas que haría de vez en cuando

Te envolvería para regalo todos los domingos que me quedan

le daría una patada en el culo al mundo

para que girara hacia ti

cambiaría el nombre de las cosas

llamaría azul a los lunes

oleaje a los martes

y puede que llamara cometa al despertador.

Sobornaría a la gravedad cuando saltaras

gritaría tu adolescencia en los cementerios

plantaría una bandera en el corazón de un ministro

con una foto de tu cara

haría perfume con tu cintura

escribiría cien canciones sobre el hecho de mirarte

tomaría el pulso de tu falda en tus talones

devolvería el llanto que solté por todas las anteriores

mediría por suspiros las semanas

formularía una hipótesis sobre el resto de nuestras vidas

y eso que eres una desconocida.

 

 Marwan Abu-Tahoun Recio.





 

viernes, 24 de enero de 2014

Qué suerte tengo

Está en el sofá, recogida,
hecha un ovillo. Habla
con su madre por teléfono.
Se ríe. Luego arruga un poco
el ceño. Esas cosas.
Yo, simplemente la miro,
tiene luz, alma, vida,
me gusta verla, escuchar
su voz. A veces, no
puedo evitar decírmelo:
Qué suerte tienes, cabrón.


Karmelo C. Iribarren.





Parte meteorológico

Anuncian en la radio que esta noche

van a arrojarse las temperaturas

a los sótanos rojos del termómetro.

Un frente ártico —con ese nombre

de banda de chiflados neonazis,

supremacistas gélidos, fascistas

del aguanieve y la congelación—

se acerca lentamente a esta ciudad

dispuesto a uniformarnos con bufandas,

guantes, gorros, abrigos, y, si puede,

a llevarse de paso por delante

a cuatro o cinco de esos vagabundos

que duermen en el Parque de los Patos.

La nostalgia no abriga, vida mía.

Tu ausencia es un añico de intemperie.

 


 Pablo Martínez Zarracina.





 

 

Tequila en el desierto

De todos los poemas, el poema
que no he escrito, que no escribiré nunca.

De todas las caricias, la caricia
que pidieron en vano nuestros ojos
a una mano enredada como un pájaro
en el zarzal hirsuto del silencio.

De todos los recuerdos, el recuerdo
borroso de futuros imposibles.

De todas las tristezas, la que crece
en estas largas tardes de verano,
mientras sobre la palma de las calles desiertas
los árboles arrojan la limosna
de las primeras hojas amarillas.

De todas las semanas, las que paso
barajando incansable con las noches
en vela las mañanas de trabajo.

De todas las bebidas, la que quema
después de la garganta, los sentidos,
la que conduce a extraños paraísos.

 

 Luigi Anselmi.






Romanticismo

Dice que le regalé una estrella,
dice que fue en el puerto,
una noche de domingo,
cuando empezábamos a salir.
Yo no recuerdo nada, la verdad,
hace media vida de eso. Pero,
vete tú a saber. Bien mirado, puede
que hasta sea cierto: veinte años,
tonto perdido de amor,
y sin un duro en el bolsillo…
Qué otra cosa le vas a regalar.


Karmelo C. Iribarren.



La espera

Lo peor no era atrasar los relojes
ni vaciar ceniceros
ni perder la cuenta.
Eran las puertas lo insoportable
las que chirriaban al cerrarse
y las que no hacían ruido
porque ya jamás se abrían.

 

El Lu




Ya no me puede sonreir la flor muerta.

 

 

Antes de conocernos

Deja las cosas sobre la cama,

déjalas sin darle importancia.

Deja tus recuerdos.

Deja tus sueños

tu tristeza con ellos.

Frío es el calor que nos daña

si piensas que la vida

tiene sus lamentos

como se olvida lo que duele.

Deja contigo esos fríos

en la cima del fuego.

Coloca las cosas inútiles

que tan importantes eran.

Déjalo todo como si nada.

 

Kepa Murua.





Frankie & Johnny

Lo siento Johnny, he de colgarte pues estamos esperando una llamada tuya en cualquier momento.

 

 

Levántate

El tiempo lo ha desbordado todo,
como si alguien de pronto nos hubiera puesto
una granada entre los dientes
y nos hubiera dicho :
anda, levàntate,
¿no ves que ya ha comenzado el día?.

 

Julia Otxoa.





La tregua

Las tres de la mañana.
El mundo está en suspenso.
El día y sus asuntos
son un periódico de ayer.
No existen los teléfonos
ni el cáncer
ni el recibo de la luz.
Sólo un poso de café
en el fondo de una taza.
La ceniza de un cigarro
en el platillo.
Y este girón
de humo adormilado
que flota en un momento
y se disipa
en el aire de la habitación.

 

Roger Wolfe.






jueves, 23 de enero de 2014

Balada de amor perdido

ELLA me daba todo
me daba to de viernes a domingo
y de lunes a viernes
do
y casi casi
to y do las noches de los sábados
aunque a las tres sonaban las campanas
sin-to sin-do sin-to
yo me quedaba
y ella se iba casi sin quererlo
y aumentaba la noche

yo acababa
maldiciendo cagándome en la Iglesia
mordiéndome las garras
lamentando mi suerte
porque yo
era muy egoísta
pensaba solamente en el mimismo
y no le daba nada
y ella
nadaba y nadaba a estilo mariposa
o a estilo libre
siempre
dejándose mecer entre las olas

y así ocurrió lo juro
que ella llegó a la orilla de una playa
cansada de nadar
y yo no estaba
aunque tampoco me buscaba a mí
fue así
en la orilla del mar
que todo y nada se acabó de pronto
de domingo a domingo
de año a año
y las campanas siguen despertándome
sin-to sin-do sin-to
como si no
estuviese ya sordo de do
ciego de to
muer-
to.

José Antonio Blanco.




No molesten

No dejaré mi cuerpo tirado
en una esquina,
soy muy limpio.
No me quitaré los pies
ni los zapatos,
no me morderé las uñas
ni daré mis manos
a los pobres, aunque deba.
No me sacaré los ojos,
ya soy ciego.
No masticaré mis dientes,
son muy duros
y los necesito
para comerme la lengua
y devorarme por dentro
las entrañas, reitero,
para callarme modestamente
y en silencio.
No molesten.

 

Javier Alcibar.




Estoy enferma de ti

Estoy enferma de ti,
maltrecha adolorida.
Otros brazos me buscan
y no puedo abrazarlos.
Me besan y no puedo
responder con mis labios.
Ando desintegrada,
dispersa por el mundo.
Y solo hay un momento
en que me encuentro:
Cuando los dos
jugamos a ser uno.
Cuando te siento
indefenso
en mis brazos,
y pierdes la conciencia
de que nos separamos.

Renata Durán.



miércoles, 22 de enero de 2014

Tinta

Mi otro abuelo

estuvo preso en Oviedo.

En la cárcel provincial,

Después de la guerra.

Todas las mañanas

colgaban una lista

en la puerta de entrada de la cárcel.

En esa lista estaban escritos

los nombres y los apellidos

de todas las personas

a las que el día anterior

habían puesto contra el paredón

o dado muerte

mediante garrote vil.

Imagínate a tu abuela,

me decía mi padre.

sin saber leer ni escribir,

conmigo en brazos.

preguntando a gritos

a las otras mujeres

si tu abuelo

se había convertido

en tinta.


David González.



Las trampas del tiempo

Sentada de cuclillas en la cama, ella lo miró largamente, le recorrió el cuerpo desnudo de la cabeza a los pies, como estudiándole las pecas y los poros, y dijo: –Lo único que te cambiaría es el domicilio.
Y desde entonces vivieron juntos. fueron juntos, y se divertían peleando por el diario a la hora del desayuno, y cocinaban inventando y dormían anudados. Ahora este hombre, mutilado de ella, quisiera recordarla como era. Como era cualquiera de las que ella era, cada una con su propia gracia y poderío, porque esa mujer tenia la asombrosa costumbre de nacer con frecuencia. Pero no. La memoria se niega.La memoria no quiere devolverle nada más que ese cuerpo helado donde ella no estaba, ese cuerpo vacío de las muchas mujeres que fue.

 

 Eduardo Galeano.





 

Lo peor de todo

Las cosas en general van siendo peores según creces, por eso resulta especialmente cruel que te amarguen la vida de pequeño, cuando aún tienes posibilidades.

 

Ray Loriga.




Raro amor



Suena el teléfono de pronto
y tú desapareces. Más tarde,
mientras fumo un cigarro
o leo una novela, vuelves.
Y te vas otra vez porque

ha llegado alguien. Así vivimos
estos últimos meses. Así
sufrimos. Siempre conmigo
tú, contigo yo, siempre
escondidos. Unidos sólo
por este raro amor impronunciable.


Karmelo C. Iribarren.