Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

sábado, 22 de febrero de 2014

Tragarse el odio

A mí me fue fácil

al principio

bastaba con amar.

Era bien fácil amar

cuando una siempre había estado rodeada

de amor

y cuando había aprendido muy temprano

que el amor era lo más grande

y lo más alegre

y lo mejor que había.

Mientras hubo amor

todo fue bien.

Pero luego se convirtió en odio

y el odio estaba prohibido

cuando yo era pequeña.

¿Cómo proceder

con un odio

que no puede existir?.

No se dicen palabras feas

No se blasfema

No se pega.

No se grita.

No se dan portazos, desde luego.

No se deja traslucir nada en la cara.

No se tira ninguna cosa, naturalmente.

Hay que tratar de ser verdaderamente amable

cuando se odia.

Hay que tragarse el odio,

comérselo,

no manifestarlo,

no admitir nunca su existencia.

A mí no me fue fácil odiar

pero lo fatal fue no hacerlo.

 

 

Märta Tikkanen.

 

 

 

 


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