Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

domingo, 23 de febrero de 2014

Los malos

Lo peor que hacen los malos es obligarnos a dudar de los buenos.

 

Jacinto Benavente.




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