Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

martes, 11 de febrero de 2014

¿Amor?

Qué sabrán los poetas y sus

míseras bocas de amor.

Qué doctrina habrá en acariciar pieles

desde sus versos de mierda,

sus falsas vidas,

sus supuestos afligidos semblantes,

de sus torturadas vidas me río yo,

porque yo he visto poesía en las caras

y los días de los míos,

en callos y sudores,

en enfrentadizas miradas a un mundo

que no vereis ni en el más abyecto de

vuestros sonrosados sueños,

en pieles tatuadas por soles navajeros

y vientos del sur,

yo he visto poesía en madrugadas en vela,

en las paredes de mi casa,

he visto poesía huir de papeles, dogmas y

métricas, poesías sin lágrimas,

sin malditismos ni presunción alguna,

una poesía de pan y agua,

de te quiero porque sí,

la que me trajo vida y se la llevará,

la que te ofrezco, mundo de mierda,

mientras viva.

 

 

Kutxi Romero.


 

 

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