Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

martes, 11 de febrero de 2014

Vivir y morir en Lavapiés

- ¿Estás bien? Ya pedí la comida.

- Estaba pensando...¿has visto Dos hombres y un destino? Newman y Redford.

- Newman y Redford, si. Hace muchos años, en la tele.

No lo recuerdo muy bien, lo mío es el fútbol. 

- ¿Recuerdas cuando mueren?, la imangen se congela y no queda claro. Que mueran, digo. Pero es evidente que los acribillan a balazos. Pues así me gustaría palmar a mí,  Antonio. Despedirme luchando. No sirvo para morir en una  cama de hospital.

 

José Ángel Barrueco.



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