Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

sábado, 22 de febrero de 2014

Las formas del engaño

De entre todas las vidas que una vida
puede encerrar, tú y yo nunca escogimos
precisamente aquella que podría
habernos hecho odiar todas las otras,
esa que hubiera sido sólo nuestra.

 

Abelardo Linares.





 

2 comentarios:

  1. todavía no tengo claro si ha sido una buena o una mala elección, fíjate. me gusta tu blog. eso sí lo tengo claro.

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