Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

lunes, 3 de febrero de 2014

Así están las cosas

Aquí hay calma, las cosas son predecibles y están bien.

Se que el sol suele aparecer por las mañanas,
que el tenedor queda a la derecha según me miras
y que el café tiene que caer durante 22 segundos para ser aceptable.
Al otro lado no sé si las sábanas son un buen escondite
y sin esa certeza todo asusta
Pero es que ya no quedan sorpresas en los bolsillos
y los viernes se han vuelto una mierda.

Salto.

 

El Lu.



No hay comentarios:

Publicar un comentario