Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

viernes, 24 de enero de 2014

Tequila en el desierto

De todos los poemas, el poema
que no he escrito, que no escribiré nunca.

De todas las caricias, la caricia
que pidieron en vano nuestros ojos
a una mano enredada como un pájaro
en el zarzal hirsuto del silencio.

De todos los recuerdos, el recuerdo
borroso de futuros imposibles.

De todas las tristezas, la que crece
en estas largas tardes de verano,
mientras sobre la palma de las calles desiertas
los árboles arrojan la limosna
de las primeras hojas amarillas.

De todas las semanas, las que paso
barajando incansable con las noches
en vela las mañanas de trabajo.

De todas las bebidas, la que quema
después de la garganta, los sentidos,
la que conduce a extraños paraísos.

 

 Luigi Anselmi.






No hay comentarios:

Publicar un comentario