Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

martes, 21 de enero de 2014

Aunque no muriéramos al morirnos

Aunque no nos muriéramos al morirnos,

le va bien a ese trance la palabra: Muerte.

Muerte es que no nos miren los que amamos,

muerte es quedarse solo, mudo y quieto

y no poder gritar que sigues vivo.



Gloria Fuertes

 


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