Amarte, vida, amarte casi siempre,
aunque seas dura y lleves mientras tanto
piedad y odio intermitentemente.
Eres tú la que siempre educas y aceleras
la enfermedad letal de los que no se resignan
a ignorar cómo eres en realidad:
solamente un trayecto
cómodo y ultrajante hacia la muerte,
un tránsito inútil e innecesario.
Pero la ignorancia salva a los que no quieren
arriesgarse a perderte tan deprisa
a cambio de la renuncia a profanarte.
Y aquellos dientes que perdí
los necesitaría ahora para defender
las convicciones en las que me reafirmo.
Solidario y amable, si es posible,
o lobo estepario en el destierro,
completaré el círculo insurgente
con las balas del deseo.
Lois Pereiro.
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