Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

viernes, 24 de enero de 2014

Levántate

El tiempo lo ha desbordado todo,
como si alguien de pronto nos hubiera puesto
una granada entre los dientes
y nos hubiera dicho :
anda, levàntate,
¿no ves que ya ha comenzado el día?.

 

Julia Otxoa.





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