Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

lunes, 20 de enero de 2014

Malos ratos

Ándate con cuidado,

que no se entere nadie

de que lo pasa bien,

de que tu vida funciona

y eres feliz a ratos.

Hay gente que es capaz 

de cualquier cosa,

cuando ve una sonrisa.


Karmelo C. Iribarren


 

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