Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

martes, 21 de enero de 2014

El espejo

El espejo miente, 

¿o tal vez los que mienten son 

mis ojos?.

 No importa porque, en el fondo, 

somos como nos sentimos y no 

como nos ven los demás, que 

muchas veces, engañan más y 

mejor que los espejitos mágicos...

 

El Lu

 

 

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