Anuncian en la radio que esta noche
van a arrojarse las temperaturas
a los sótanos rojos del termómetro.
Un frente ártico —con ese nombre
de banda de chiflados neonazis,
supremacistas gélidos, fascistas
del aguanieve y la congelación—
se acerca lentamente a esta ciudad
dispuesto a uniformarnos con bufandas,
guantes, gorros, abrigos, y, si puede,
a llevarse de paso por delante
a cuatro o cinco de esos vagabundos
que duermen en el Parque de los Patos.
La nostalgia no abriga, vida mía.
Tu ausencia es un añico de intemperie.
Pablo Martínez Zarracina.
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