Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

lunes, 20 de enero de 2014

Eso era amor

Te veía llegar,

cruzar la puerta,

darme un besazo en el morro,

mirarme a los ojos

de esa manera única,

como solo tú miras

a los ojos: rompiendo el calendario.

Te veía

hacer esas cosas sencillas

que tú haces

para que el mundo

entre en razón;

y no sabía 

a quién

darle las gracias.





Karmelo C. Iribarren






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