Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

sábado, 12 de abril de 2014

Recuerdos

En aquella ocasión me dieron un cubo.

Un enorme cubo de basura

con dos grandes ruedas negras

y una pesada escoba

con el palo de madera

embriagado de astillas.

Me dijeron

que tenía que recoger

toda la mierda

que vieran mis putos ojos

y que ni las piara

que no me comportara como una maricona

ya que solo querían ver

el puto contenedor lleno de basura;

de toda la basura que vieran

esos putos ojos míos.

Recuerdo que las manos me sangraban.

Recuerdo la angustia

al ver que se me echaba el tiempo encima

y toda la mugre

todavía andaba suelta

por las dependencias oficiales.

Seguramente estaría arrestado.

Recuerdo

que las astillas de madera

estaban clavadas muy hondo

y considero

que aún hoy

no hay manera de sacarlas.

 

 

Ángel González. 





2 comentarios:

  1. recoger mierda es una tarea durísima, no hay duda, especialmente cuando ya estás con la mierda al cuello.

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    1. Pero bueno, por qué el comentario se encontraba en spam?!, ahora me lo he visto y por casualidad. Y estoy de acuerdo con lo que dices, claro que si

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