Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

lunes, 28 de abril de 2014

Lejos de Kurdistán


Sólo algunas noches cuando sueña conmigo

soy el hombre que fui.

Doy la vuelta al mundo

y vuelvo a ser el juez de la energía

con una canción, cinco minutos.

Regreso para beberle el corazón.

 

 

Ángel Petisme.










 

 

 

 

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