Su mente seguía atrapada en el abismo que le había producido el abrazo, su cuerpo se había tensado aferrándose con fuerza a ella, permaneció quieto con los ojos cerrados sintiendo la gracilidad de su cuerpo entre sus brazos, la proximidad y el inconfundible olor de su piel le hicieron estremecer sintiendo como una pulsión de deseo se apoderaba de él, buscó sus labios anhelando el sabor de sus besos y un torbellino de sensaciones recorrieron su cuerpo, en ese momento supo que la quería, que siempre la había querido, pero sin embargo le aterraba quererla.
Lola Poveda.
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