Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Sombra

- ¿Y esa luz?

- Es tu sombra.

 

 

Dulce María Loynaz.







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