Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

martes, 4 de marzo de 2014

Constelación de las Pléyades en tu cara

En la noche cuando todos duermen los noctámbulos viven, bucean entre las palabras que los que ya han vivido dejaron olvidadas, Frederic ansiaba que llegara la noche para embeberse de sus pensamientos, llevaba tres meses acechando en su muro, sabía como pensaba, como sentía, incluso que aspecto tenía pero no se atrevía a pedirle amistad, la invisibilidad de la noche le hacía sentirse seguro, a lo más que llegaba era a poner 'me gusta' de forma tímida, se pasaba horas escrutando entre sus publicaciones, leyendo sus comentarios y contemplando la cara pecosa de su foto de perfil, nunca se le habían dado muy bien las relaciones, era un hombre solitario y celoso de su intimidad por lo que podía fabular y vivir cada noche como una historia nueva.




Lola Poveda.





 

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