Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

jueves, 1 de mayo de 2014

Recuérdame

Recuérdame que te arrope los pies,
que te compre naranjas
y te achique el agua
que te ahogue con besos y pan,
que te prepare pasta,
te queme el horno,
te pele la fruta,
te encienda el gas,
que llene las copas de agua de vino de ron.
Que no se te olvide que mi pie vive rozando tu pie,
que los lunares de tu espalda no me dejan pegar ojo.
Recuérdame así que te haga perder los estribos
y pierdas también la armonía,
y alcance tu tecla de jazz.
Recuérdame rocío que ponga al sol la mañana.
Que se limpie tu vientre de los pozales de la noche,
que te bese los labios
y te prepare el café
que te dé los buenos días.

 

Óscar Aguado. 






 

2 comentarios:

  1. "que no se te olvide que mi pie vive rozando tu pie"... precioso!

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  2. Si. Y qué bonito que no quiera que se le olvide nada de todo eso :)

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