Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

martes, 27 de mayo de 2014

En ocasiones

En ocasiones es tanto

el deseo del otro

que he llegado a preguntarme

cómo es que la propia piel

no se nos desnuda.

 

Verónica Hermida Longa.

















4 comentarios:

  1. ¡¡¡O_O!!!....esperemos que no se queden en los huesos (o si)...:)....https://www.youtube.com/watch?v=l8QHPHmmuQ8

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