Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

sábado, 10 de mayo de 2014

El amor

Como el viento que encuentra
una rendija
y se cuela en la habitación
y lo desordena todo
libros,
facturas,
poemas...
así llega en la vida el amor.
Nada es igual a partir de entonces,
ese caos es la felicidad.
Pero un día habrá que recoger.
Suerte si no te toca a ti.

 

Karmelo C. Iribarren. 








 

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