Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

viernes, 31 de octubre de 2014

Por eso te quiero

Porque cuando hace frío siempre hay un sol en tus

brazos, y cuando el verano aprieta te inventas un


suspiro de aire fresco.


Porque sabes que son tres en el café

y que detesto el agua de grifo.


Porque cuando hay guerra

siempre te pones braguitas blancas


y cuando el sexo se vuelve rutinario

colocas dos coletas en tu pelo

y exiges que te enseñe anatomía.


Porque hueles a vainilla por las mañanas

y a playa por la tarde.


Porque cuando te enfadas me apuntas con el dedo

y todos los planetas se ponen en órbita

y muere una estrella.


Porque te agarras a mi espalda cuando duermes

y me siento cualquier cosa menos hombre.


Porque hay algo de ingenuidad en tu mirada

y de precocidad en tu sonrisa.


Porque en tu piel es sábado eternamente

y tus manos tocan melodías en mis vértebras.


Porque nunca matas las hormigas

y conoces mil especies de mariposas.


Porque callas cuando escribo

y hablas siempre.


Porque el "nunca" no existe en tu vocabulario

y el "posible" siempre está a nuestro alcance


Porque creo en los milagros y tengo fe.


Porque eres, estás y quieres,

porque puedes, sabes y sientes.


Por eso amor, por eso.




Ernesto Pérez Vallejo.










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