Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

viernes, 17 de octubre de 2014

Verdades matemáticas

Tú y yo, está visto,
somos líneas paralelas.

A mí de pequeño  me dijeron
que dos líneas paralelas
Se hacen secantes
-es decir: se cruzan-
en el infinito

Vamos a tener
que armarnos de paciencia.


Roger Wolfe.





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