Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

miércoles, 22 de octubre de 2014

La venda


Cada vez veo más gente
con una venda
puesta en los ojos.
Incluso he visto gente que,
habiéndosele movido un poco,
se la vuelve a colocar correctamente



Antonio Orihuela.






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