Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Tregua

A veces,
justo en medio
de la desesperación y el caos,
cuando todo parece perdido,
la vida nos concede
una pequeña tregua:

la clave de un poema,
los preparativos de un viaje,
la llamada de un amigo,
la magia de un atardecer.

Días de luz en los que,
sin saber por qué,
se declara el alto el fuego,
y todo parece
fluir de nuevo en tu interior.

Aunque en el fondo,
en lo profundo,
se siga escuchando
el fragor de la lucha.




Vicente Muñoz Álvarez.

jueves, 23 de noviembre de 2017

Breves acotaciones para una biografía

Cuando tengas dinero regálame un anillo,
cuando no tengas nada dame una esquina

de tu boca, cuando no sepas qué hacer
vente conmigo, pero luego no digas que no sabes lo que haces.
Haces haces de leña en las mañanas
y se te vuelven flores en los brazos.
Yo te sostengo asida por los pétalos,
como te muevas te arrancaré el aroma.

Pero ya te lo dije:
cuando quieras marcharte ésta es la puerta:
se llama Ángel y conduce al llanto.




Ángel González






 

martes, 22 de noviembre de 2016

Aves capaces

Te he visto sufrir como una puta, 
callar como una enfermera, 
follar como la primera vez, 
abrazar como la última, 
dormir como si tuvieses seis meses, 
tocarte la espalda como si tuvieses ochenta,
contra la pared.

querer morirte y no hacerlo
vivir sin ganas,
mentir sin fuerzas,
reírte con rabia,
crecer sin tocar techo,
bajar la basura y no el nivel,
perder trenes y alguna vez los nervios,
arrancarte el pelo por no sujetártelo,
mientras sostienes el futuro y a veces la mirada,
perdida
con una mano en las bragas y otra en el gatillo,
el sexo de la prisa,
vomitar el corazón pero nunca escupirlo,
no conozco a nadie que escribe y no esté triste,
tampoco a nadie que pueda salvar el mundo
y lo sepa.



Irene X

sábado, 23 de julio de 2016

Cantar del no amor


No sabía quererme,
que no sabía.
Que le faltaban palabras.
Que se le hundía
la verdad en la lengua
y no salía
más que palabra yerma,
jamás poesía.
No sabía quererme.
Que no sabía.
Que nos hartaba
a distancia y mesura
y no podía
más que tocarme a prisa
con manos frías.
No sabía quererme,
que no sabía.
Que no me levantaba
el alma mía.
  Que la lana cardaba
y de la fama huía
como huye el que oculta
una felonía.
¿No sabía quererme? O ¿no quería...?
No quería quererme o ¿no podía?
Y ya ¿qué más da?
El caso es que no lo hacía.


Yolanda Gutiérrez




miércoles, 1 de junio de 2016

Brújula

Cómo puede hallar mi brújula el norte

si todo tu cuerpo está imantado.

Allá donde tú estás

su aguja señala.

 

Verónica Hermida Longa. 






martes, 8 de marzo de 2016

Las lineas de la mano

(Recorrido de una línea de la mano que aparece cuando un hombre tira una carta sobre la mesa y que termina en la mano de un hombre a punto de suicidarse) :

De una carta tirada sobre la mesa sale una línea que corre por la plancha de pino y baja por una pata. Basta mirar bien para descubrir que la línea continúa por el piso de parqué, remonta el muro, entra en una lámina que reproduce un cuadro de Boucher, dibuja la espalda de una mujer reclinada en un diván y por fin escapa de la habitación por el techo y desciende en la cadena del pararrayos hasta la calle. Ahí es difícil seguirla a causa del tránsito, pero con atención se la verá subir por la rueda del autobús estacionado en la esquina y que lleva al puerto. Allí baja por la media de nilón cristal de la pasajera más rubia, entra en el territorio hostil de las aduanas, rampa y repta y zigzaguea hasta el muelle mayor y allí (pero es difícil verla, sólo las ratas la siguen para trepar a bordo) sube al barco de turbinas sonoras, corre por las planchas de la cubierta de primera clase, salva con dificultad la escotilla mayor y en una cabina, donde un hombre triste bebe coñac y escucha la sirena de partida, remonta por la costura del pantalón, por el chaleco de punto, se desliza hacia el codo y con un último esfuerzo se guarece en la palma de la mano derecha, que en ese instante empieza a cerrarse sobre la culata de una pistola.

 

 

Julio Cortázar.









 

 

 

 


domingo, 28 de febrero de 2016

Seré

Seré una gata si quieres fiesta
seré tu fiesta si quieres ron
seré el ron de tus silencios
y los silencios de tu canción
seré canciones para tus ramas
seré, las ramas de tu lengua
seré, la lluvia de tus penas
seré, la pena de tus ojos
los ojos de tus venas seré,
seré las venas de tu prisa
la prisa de tu risa
la risa de tu ombligo
seré el ombligo de tu sombra
la sombra de tus tardes
las tardes de tus ríos
los ríos seré de tus cauces
los cauces seré de tu boca
la boca, seré de tus textos
y los textos de tus siestas
y las siestas de tus miembros seré
seré los miembros de tus lágrimas
y las lágrimas de tus besos
y los besos, seré los besos,
seré los besos de tus canas
y las canas de tus restos
y los restos de tus ganas
seré tus ganas de sexo
y el sexo, seré, seré el sexo,
seré el sexo de tu alma.

Isabel García Mellado