Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

miércoles, 8 de julio de 2015

No me inventes cualidades ni virtudes,

Que no soy diferente a las miles que mueren

Ni a las que nacen a diario

No me cargues con la responsabilidad de una mirada

encantadora 

No me incluyas en tus sueños de mujer perfecta

No puedo,

No quiero serlo

Mis caderas no tienen el ritmo de tus deseos

Ni mis labios saben a tiempo

No tengo la dulzura con la que se condena a las damas

Ni un perfume inolvidable en mis cabellos

No puedo,

No quiero tenerlo

Que te sea indiferente si mi voz canta o grazna

No soy canto, soy palabra

Realidad; defecto y caos

Así puedes nombrarme

No permito que me pret
endas celestial

No puedo,

No quiero serlo.















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