Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

domingo, 1 de febrero de 2015

Mujer de aire


Para aprender a volar se necesita un ángel o una mujer de aire...

 

 

 

 

 

 

 

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