Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

martes, 5 de agosto de 2014

Pesadillas

Últimamente
mis sueños
suelen ser
auténticas
pesadillas.

Mejor así.

No me asusto
tanto
al despertar.

 


David González.





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