Quiero a mi hombre de 40 años
porque se vuelve un niño de 14 cuando
se acuesta a mi lado
y me susurra las palabras
más dulces y duras de mi lengua española.
Sus ojos enfocan a los míos y como si filmara
una peli porno con mi lencería
me ilumina la piel de parte a parte
se transforma en mi amigo mi amante
mi soldado mi chica mi novio mi marido
mi ordenador mi hermano mi mujer mi corderito añil
que es el que me propone me dicta
me camela
me enciende el corazón
me afina el cuerpo
me castiga me nubla la conducta
me pone los tangas justos bíblicos
el liguero de terciopelo azul
la camiseta de encaje de Marx Spencer
las medias los tacones
una bomba en la mano y en el sexo
y luego todo me lo va quitando
lentamente con mimos
con cariños del sur;
me lava lo mítico y lo último
me da masajes de aceite con palabras
firmadas en la oreja
me ausculta debidamente mamas y tobillos
él me llama su niña yo mi rey mi papi
mi papito mi adorado
mi pececito eternamente soñoliento y dulce
que se irá de mi vida para siempre
que mañana se casa por la iglesia.
Isla Correyero
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