Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Tropiezo

Me despierto en plena noche
sudando tu recuerdo.
Febril, intentando hacerse conmigo

desde dentro.                           
Me levanto, bebo agua.
Me refresco.

A la vuelta,
este dolor agudo

en el dedo meñique del pie.
Y en el pecho,
tu recuerdo.
Esa pata de la cama
con la que siempre tropiezo.
 

 

Ballerina Vargas Tinajero.