La libertad resultó no ser la ausencia de barrotes y cadenas,
sino poder tocar el cielo con la punta de mi lengua
cada vez que se me antoje.
No el cielo al que van los buenos, el otro,
el de tu boca.
Esa a la que siempre voy yo como fiel penitente
y en la que siempre me vengo.
El Lu.
Si me rescatas
del frío,
prometo abandonar
el invierno
para siempre...
Ana Vega.
Justo ahora que apenas duermo
es cuando más te sueño.
Podría, pero no soltaré mentiras,
suelen ser sueños como cuchillas
que se clavan y me dejan sin aire,
que me duelen o me humillan.
Pero otras veces son sueños de los que abrigan,
que te traen y tú te quedas,
y me curas con saliva palmo a palmo
todas y cada una de mis heridas.
El Lu.
Qué vanidad imaginar
que puedo darte todo, el amor y la dicha,
itinerarios, música, juguetes.
Es cierto que es así:
todo lo mío te lo doy, es cierto,
pero todo lo mío no te basta
como a mí no me basta que me des
todo lo tuyo.
Por eso no seremos nunca
la pareja perfecta, la tarjeta postal,
si no somos capaces de aceptar
que sólo en la aritmética
el dos nace del uno más el uno.
Por ahí un papelito
que solamente dice:
Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.
Julio Cortázar.
Para aprender a volar se necesita un ángel o una mujer de aire...